AGITADORAS

 

PORTADA

 

AGITANDO

 

CONTACTO

 

NOSOTROS

       

ISSN 1989-4163

NUMERO 128 - DICIEMBRE 2021

 

Anneli

Ángela Mallén

Fue una muerte discreta, sin protocolo
Me apagué como una pavesa
sin los síntomas descritos por los especialistas
Fue como desdibujarse un personaje de cómic
Como viajar por una carretera de árboles muy altos
hacia una ciudad que no existe

Me di cuenta de mi muerte y no rompí a llorar
En la muerte no hay dolor, sino lentitud
Una onda difusa muy lejana
como el temblor de una estrella
o la voz de la extrañeza

No lloré mi muerte en la soledad de la conciencia
Hubo un instante mínimo:
un fotograma de película antigua
un parpadeo de imágenes
en que vi mis proyectos inconclusos
mis logros escasos en la lógica del sistema
etcétera

Eso duró un instante. O quizás ad eternis
Duró lo que duró
Las medidas no caben en la muerte

En cuanto se detuvo mi vida en el silencio
se borró el matiz de la emoción
y cesó el revoloteo de los pájaros
sobre el curso de la historia
así como en el flujo de cualquier pensamiento

No había expatriados
ni coches a diez mil quinientos euros
ni visitas papales
ni reuniones administrativas
ni pobreza, jactancia, vanidades
ni sofisticación
ni pandemias, catástrofes naturales
ni rapiña, ni ataques
masivos. Ni crueldad

Todo moría en mí
como muere el adagio en un piano
con una nota en fuga
Todo acabó perdiéndose
tras su efímera huella
y un relámpago súbito de lucidez

Puede que hayas vivido -me dije-
como tantos,
siendo un cuco en el nido de otro pájaro
siendo un Juan Sin Tierra, Sin Nada y Sin Nadie
Eras feliz a veces, no obstante
cuando reinventabas un lugar en el mundo
y todo parecía renacer

Me morí
Sonaba una campana
en el zumbido agudo de la realidad
Y allí mismo escribí
ya muerta
este breve epitafio intrascendente

Y no había ángeles a la vista

Aunque resucité

(De:Dinámica interior de las mujeres inmóviles)

 

 

 


 

 

Polonia

Imagen: Melchor Zapata

 

 

 

 
@ Agitadoras.com 2021